La permacultura viene de 2 palabras que son: permanente y cultura. Es decir, una cultura que pueda permanecer por mucho tiempo en nuestro gran hogar: el planeta Tierra.
Podemos llamar cultura a todas nuestras costumbres y formas de convivir. Para lograr cuidar la naturaleza, debemos transformar esas costumbres, y lograr que nuestras actividades humanas estén en armonía con los ciclos naturales, como por ejemplo el ciclo del agua, el ciclo de los bosques, de las mareas, entre muchos otros.
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La permacultura es el arte del sentir común y recuperarlo. Cuando vemos las cosas que nos hacen mal y tratamos de cambiarlas por cosas que nos hagan bien, que nos den salud y tranquilidad, vamos a relacionarnos con la naturaleza.
De la naturaleza obtenemos los alimentos que comemos, el aire que respiramos, el suelo que nos sostiene y todo lo que nos da vida.
Las actividades que se realizan en la permacultura tienen un enfoque sustentable, son actividades que buscan aprovechar al máximo los recursos sin explotarlos. Podemos llamar sustentabilidad a la idea de crear una vida armónica y saludable no solamente ahora, sino que también para nuestra descendencia.
La idea es simple no solo se trata de no lastimar la naturaleza se trata de ayudarla a funcionar para que ella nos ayude a nosotros. La naturaleza es libre es sabia y abundante, vivimos en un planeta que se está dañando cada vez más y por eso debemos encargarnos de cuidar naturaleza y todos sus recursos.
Éticas de la permacultura
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