Los actos de habla son las acciones que se realizan al emitir un enunciado con un fin comunicativo concreto. A través de la lengua nosotros no simplemente "decimos" o "expresamos" sino también queremos cambiar alguna relación con el mundo o alguna actitud con el interlocutor con el cual hablamos. En la interacción cotidiana los seres humanos afirmamos, aseguramos, negamos, pedimos, suplicamos, damos órdenes o expresamos diferentes emociones. Cada una de estas acciones es un acto de habla.
Un acto de habla implica realizar de forma simultánea tres acciones:
Un acto locutivo: emitir un enunciado con un significado interpretable, por ejemplo: “Déjame tu libro azul”.
Un acto ilocutivo: la intencionalidad con que se emite el enunciado. En el ejemplo anterior, la intencionalidad es de pedir/ordenar. Esta “fuerza ilocutiva” también puede ser, por ejemplo, bromear o rogar algo, afirmar un hecho o pedir que se realice una acción… En definitiva, cualquiera que sea la intención del hablante en el momento de emitir un enunciado.
Un acto perlocutivo: es el efecto que el enunciado tiene sobre el oyente, cómo lo interpreta y, por tanto, cómo se siente al entender ese enunciado. Al escuchar el enunciado “Déjame tu libro azul” el receptor reacciona de una forma u otra según la intencionalidad que perciba del emisor: puede ser una orden o una petición, la intención puede ser intimidar o persuadir, etc.